Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

martes, 21 de septiembre de 2010

Ray Bradbury: Crónica de un hombre ilustrado

Por MAYKEL REYES LEYVA


Hace 90 años, el 22 de agosto de 1920, nació uno de los escritores de más mérito en los géneros fantástico, terror y ciencia-ficción. Su libro de relatos Crónicas marcianas (1950) y la novela futurista Fahrenheit 451 (1953) son suficientes para hacerlo acreedor del titulo de Clásico de la Literatura Universal. Su nombre: Ray Douglas Bradbury.

Aunque no pudo asistir a la Universidad por cuestiones económicas, el joven Bradbury (ávido lector y escritor aficionado) decidió formarse autodidácticamente. Para ganarse la vida tuvo que vender periódicos en las calles de Los Ángeles, mientras en sus ratos libres escribía sus primeras historias. Logró venderlas en diferentes revistas a comienzos de 1940, sin soñar que su imaginación lo llevaría a la notoriedad, hasta el punto de que en la actualidad existen una estrella con su nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood y un asteroide nombrado Bradbury 9766 en su honor, además de que muy posiblemente sea el primer terrestre en ser enterrado en Marte tras su deceso. Al menos así consta en su testamento. 

Su primer cuento publicado se tituló El Dilema de Hollerbochen, y apareció en 1938 en la revista Imagination! En el 39 él mismo editó los cuatro números de su propia revista amateur, donde la mayor parte del material era de su autoría. Su primer salario como escritor lo obtuvo en 1941, con el cuento Pendulum. Pero no fue hasta el año siguiente, 1942, con la publicación de The Lake, que descubrió su estilo de escritura distintivo. En el 45 su historia corta The Big Black and White Game fue seleccionada como Best American Short Stories.

Durante la niñez fue acosado por terribles pesadillas, las mismas que más tarde plasmó en tinta negra. Su obra, extensa, curiosa y divertida, se caracteriza por poseer cierto tono poético y romántico que, a pesar de ello, lo ha mostrado como exponente del realismo épico, capaz de producir en el lector angustia y desconcierto. Él mismo se considera un narrador de cuentos con propósitos morales, y está convencido de que el destino de la humanidad es “recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiadores para concluir vencido, contemplando el fin de la eternidad”. 

Aunque se le reconoce como escritor de ciencia-ficción, él mismo se declara un hacedor de historias fantásticas, y que la única novela de ciencia-ficción que ha escrito es Fahrenheit 451, una antiutopía en la que los libros están prohibidos y un grupo de sobrevivientes se esfuerza por almacenar y transmitir de boca en boca la cultura de la civilización humana. Esto no se aleja mucho de la polémica que gira en torno a su persona. A pesar de que muchos lo consideran uno de los escritores más importantes de ciencia-ficción (a la misma altura de Isaac Asimov), otros opinan que Ray se alejó mucho de ese género y no lo creen un exponente significativo. Los más extremistas aseguran que la ciencia-ficción nunca fue lo suyo. Sin embargo, Bradbury es uno de los pocos escritores conocidos por aquellos que no gustan del género fantástico y de ciencia-ficción. Ello quizás se deba a que sus personajes parecen tener vida propia, pues los mueven los mismos sueños y las mismas mezquindades que hoy sufre la humanidad. 

A parte de las ya citadas, sus otras novelas son El vino del estío (1957), La feria de las tinieblas (1962), El árbol de las brujas (1972), La muerte es un asunto solitario (1985), Cementerio para lunáticos (1990), El ruido de un Trueno (1990), Sombras verdes, ballena blanca (1992), Matemos todos a Constance (2004), El verano de la despedida (2006) y Ahora y siempre (2009). Lejos de lo que pueda pensarse, Bradbury no es sólo novelista. Su nombre aparece ligado también a la escritura de guiones para la televisión, ensayos y poemas. En los últimos tiempos, ha transitado con frecuencia por el género policial y el relato costumbrista y realista.

Sus temas, como la vida misma, son abarcadores. El racismo, por ejemplo, es tema central de muchos de sus relatos. También lo es la guerra atómica. El futuro de la humanidad cuando dependa absolutamente de las máquinas. Y el miedo a lo moderno, a lo ajeno, a lo extranjero, a la muerte... Hoy, 90 años después de su nacimiento, Ray Bradbury sigue escribiendo sus cuentos en California, colmando las páginas de la literatura de seres imaginarios, lugares impredecibles y naves siderales que abren caminos hacia el futuro de la raza humana.

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