Todos alguna vez hemos escuchado o pronunciado su nombre. Pero pocos
conocemos en detalle cuáles fueron los crímenes que lo catapultaron a la fama.
A CARGO DE MAYKEL REYES LEYVA
FOTO: TOMADA DE INTERNET
En 1888 Whitechapel era uno de los peores distritos de todo Londres.
Hombres, mujeres y niños solían llevar una vida repleta de frustraciones, de
pobreza y delincuencia. El único consuelo posible era una botella de alcohol,
el más barato que hubiese. La inmensa mayoría de los callejones desembocaban en
bares mugrientos y burdeles miserables. Aunque aquel año se inició arrastrando
la misma sobredosis de miseria de siempre, para principios de agosto unos
hechos espeluznantes sembrarían el terror y harían de aquel lustro algo
insólito en la historia de la criminalística.
Así
era Whitechapel en 1888.
El 6 de agosto, una mujer desdentada, de 35 años y que respondía al nombre
de Martha Tabram, quien se dedicaba a la prostitución, apareció asesinada. Su
cuerpo mostraba señales inequívocas de que había recibido 39 puñaladas en
tórax, abdomen y genital, dadas con un largo y afilado cuchillo, entre las 2:00
y 3:30 a.m. El crimen se llevó a cabo en un pub llamado El Ángel y la Corona,
que todavía existe.
El 31 de agosto, un hombre que paseaba a temprana hora de la mañana
distinguió a lo lejos el cuerpo de una mujer que se encontraba tendida en el
suelo. En un inicio pensó que estaría desmayada, pero al acercarse descubrió
que estaba muerta. Rápidamente avisó a la policía, un agente que andaba cerca.
El oficial se apresuró a buscar un médico y ambos, bajo la luz de una linterna,
se percataron de que había sido asesinada al serle seccionada la tráquea, la
medula espinal y el esófago con un arma blanca. El cuerpo se hallaba todavía caliente,
lo que indicaba que el crimen se había cometido hacía pocos minutos. A pesar de
todo, la policía no examinó el cadáver en plena calle. Sin embargo, se
apresuraron a lavar el pavimento y el cuerpo antes de cualquier examen
pericial. Recordando el caso anterior, era lógico que no quisieran despertar la
alarma en la zona.
En la sala de autopsias se pudo determinar que la mujer fue golpeada con
brutalidad en la mandíbula inferior izquierda por una persona zurda. Su abdomen
había sido mutilado. Tenía el vientre abierto. En el atestado forense consta: “Las
heridas infligidas a la víctima han sido hechas por persona experta, que hizo
cortes con absoluta precisión y limpieza”.
Dos días después, la policía pudo hacer la identificación del cadáver. Su
padre y su exmarido identificaron el cuerpo. Se trataba de Mary Ann Nicholls,
alias Polly, prostituta y alcohólica. Tenía 42 años y cinco hijos. El alcohol
había sido la causa de que su matrimonio se fuera a pique. Desde entonces vivió
sola, con los pobres ingresos de prostituta. Este se convirtió en el primer
crimen oficial de Jack el Destripador.
El
segundo crimen ocurriría el 8 de septiembre. Se trataba de Annie Chapman,
prostituta y alcohólica, cuyo cuerpo fue hallado mutilado en la calle del
Mercado de Spitafields a las 6:00 a.m. Sus intestinos estaban en el suelo. No
existía la menor señal de defensa por parte de la víctima. Tampoco se
encontraron el útero, la parte superior de la vagina y una porción de la
vejiga. Cerca del cuerpo se hallaron un pañuelo, un peine y un cepillo de
dientes, que parecían haber sido colocados allí en un orden concreto por el
asesino.
El
médico forense que examinó el cuerpo dijo que el criminal agarró a Annie por la
barbilla y la degolló de izquierda a derecha, y que por la fuerza empleada en
la acción, posiblemente quiso decapitarla. Las otras heridas y mutilaciones
fueron realizadas post-mortem: el
abdomen fue abierto para extraerle la vagina, el útero y la vejiga, de forma
tal que no quedaban dudas de que el asesino tenía que conocer de anatomía, al
menos lo suficiente como para abrir el cuerpo y extraer los órganos sin dañar
otras partes internas. El instrumento, según se pensó, debía ser la clase de
cuchillo que utilizaban los cirujanos y los carniceros.
Poco
después se supo la identidad del cadáver. Annie vivía en pensiones comunes
cuando tenía algo de dinero, y en la calle cuando no lo tenía. Unos años antes estuvo
casada y con tres hijos, los cuales habían muerto, unos por enfermedad y otros
por accidente. Annie nunca se repuso de esos fuertes golpes. Comenzó a beber
intentando sobrellevar la soledad. Elizabeth Long, una vecina que se dirigía al
mercado sobre las 5:30 a.m., aseguró que había visto a Annie conversando con un
hombre de unos 40 años, elegante, con sombrero y abrigo oscuros. La hora de la
muerte se estimó entre las 5:30 y las 6:00 a.m., hora en que fue descubierto el
cadáver, lo cual significaba que el asesino era un experto que actuaba con
rapidez.
A
raíz de este segundo asesinato se le dio un nombre al asesino: Delantal de
Cuero. Como la policía carecía de prueba alguna, decidieron crear un Comité de
Vigilancia, organizado por un grupo de comerciantes de Whitechapel y dirigido
por George Lusk, que sería su Presidente. En cambio, esta idea, lejos de
ayudar, lo que hizo fue empeorar la situación para la policía y ayudar al
asesino.
No
se sabía si aquella persona que iba por allá era un ciudadano dispuesto a
atrapar al criminal o si se trataba del asesino reconociendo el terreno. Sin
embargo, fue aquí cuando se detuvo al primer sospechoso. Se trataba del judío
John Pizer, zapatero de origen polaco. Pero éste tenía una buena coartada y
debió ser puesto en libertad.
Lo
que nadie imaginó es que lo peor aún estaba por pasar. El asesino de la ribera
del Támesis apenas estaba tomando impulso. Tres crímenes más venían en
camino...
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