Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

lunes, 1 de marzo de 2021

 


 

 Lobo

 

Soy un lobo

atravesando con paso lento

la eterna estepa gris

de mis recuerdos.

Ya no muestro los colmillos.

Ya no gruño.

Soy una especie de oveja

con piel de lobo.

Lamo mis heridas,

las miles de heridas,

que cargo en el pecho.

Me arden las que nadie ve,

las que sólo yo sé que existen.

Ahora

dedico mi tiempo a perseguir mariposas,

duermo sobre colchones de nieve

añorando el verano,

y contemplo el rostro en la luna

que también me contempla.

Soy sólo un lobo viejo, maltrecho,

que cuenta en las nubes

las camadas que nunca quiso.

No tengo manada.

Creo que nunca la tuve.

Si acaso, unos pocos sueños que perseguí en el viento

y que nunca alcancé.

Ahora aúllo hacia dentro

y me estremezco.

Las demás criaturas se apartan al verme.

No ven a la oveja, sólo al lobo.

Temen las dentelladas

que ya no soy capaz de lanzar.

Los entiendo.

Un lobo solitario siempre impone.

Mucho más cuando sus ojos

ya lo han visto y lo han perdido todo.

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