Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

sábado, 19 de marzo de 2016

¿Los ovnis dejan rastros?



Por MAYKEL REYES LEYVA


Supongamos que en verdad los ovnis existen y que es cierto que nos visitan con bastante frecuencia. Supongamos que los supuestos testigos no mienten y que los ovnis han descendido hasta tocar tierra. En ese caso, ¿cómo saber si en el lugar de contacto realmente se posó un No Identificado? ¿Acaso las huellas en el terreno no pueden ser productos de un fraude?
En el punto de contacto lo más común es que desaparezcan los microorganismos, y la estructura y composición química de los elementos de la superficie de la tierra se transforme. También suele ser común que la concentración de casio aumente. Se ha comprobado además que en estos sitios la hierba puede quedar aplastada y enrollada. Los tallos no se queman, pero las raíces a menudo se carbonizan. A través del microscopio se ha comprobado que las arenillas del suelo quedan rotas.
Según el doctor en Biología Y. Simakov: “En el suelo se forma una zona a la cual abandonan los nematodos y protozoos microscópicos que viven en la tierra y pueden moverse autónomamente. Las bacterias quedan”. En estos puntos de contacto se hace normal el surgimiento de nuevos tipos de protozoos (no conocidos antes en el lugar), también de nuevas plantas y de sus combinaciones más extrañas. Se dice que las moscas exageran sus actividades y las ranas se alejan del sitio, sin olvidar que los reptiles varían su modo de comportarse.
A menudo, al analizar estos detalles, cualquiera puede llegar a suponer que se habla de casos aislados, de hechos ocurridos una vez e incapaces de repetirse. Sin embargo, un hallazgo efectuado en 1999 viene a rebatir esta suposición.
En Croacia fueron encontradas, a una altura de 190 metros, en la colina de Kimarovac, huellas de algo que bien podría ser un ovni. La marca tenía forma de triángulo y fue descubierta por un sujeto nombrado Zdenko Grbavac. La longitud de esta huella en uno de sus laterales es nada más y nada menos que de 37 metros.
Según los expertos, la hierba y las piedras que delimitaban el área quedaron a 25 centímetros por debajo del suelo, “como si algo o alguien las hubiera aplastado”. Además, los análisis realizados dieron como resultado que estas piedras no pudieron soportar grandes temperaturas, mientras que la composición y estructura de las mismas no varió, aunque se pudo constatar que tenían unos pequeños agujeros, perforaciones que no poseían las piedras más alejadas de los límites del triángulo.
Pero seamos justos, no todos los ovnis dejan huellas. En ocasiones no se ha encontrado absolutamente nada, lo cual viene a agudizar el enigma de los No Identificados y su existencia.

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