Por MAYKEL REYES LEYVA
Supongamos que en verdad los ovnis existen y que es
cierto que nos visitan con bastante frecuencia. Supongamos que los supuestos
testigos no mienten y que los ovnis han descendido hasta tocar tierra. En ese
caso, ¿cómo saber si en el lugar de contacto realmente se posó un No Identificado?
¿Acaso las huellas en el terreno no pueden ser productos de un fraude?
En el punto de contacto lo más común es que
desaparezcan los microorganismos, y la estructura y composición química de los
elementos de la superficie de la tierra se transforme. También suele ser común
que la concentración de casio aumente. Se ha comprobado además que en estos
sitios la hierba puede quedar aplastada y enrollada. Los tallos no se queman,
pero las raíces a menudo se carbonizan. A través del microscopio se ha comprobado
que las arenillas del suelo quedan rotas.
Según el doctor en Biología Y. Simakov: “En el suelo
se forma una zona a la cual abandonan los nematodos y protozoos microscópicos
que viven en la tierra y pueden moverse autónomamente. Las bacterias quedan”.
En estos puntos de contacto se hace normal el surgimiento de nuevos tipos de
protozoos (no conocidos antes en el lugar), también de nuevas plantas y de sus
combinaciones más extrañas. Se dice que las moscas exageran sus actividades y
las ranas se alejan del sitio, sin olvidar que los reptiles varían su modo de
comportarse.
A menudo, al analizar estos detalles, cualquiera
puede llegar a suponer que se habla de casos aislados, de hechos ocurridos una
vez e incapaces de repetirse. Sin embargo, un hallazgo efectuado en 1999 viene
a rebatir esta suposición.
En Croacia fueron encontradas, a una altura de 190
metros, en la colina de Kimarovac, huellas de algo que bien podría ser un ovni.
La marca tenía forma de triángulo y fue descubierta por un sujeto nombrado
Zdenko Grbavac. La longitud de esta huella en uno de sus laterales es nada más
y nada menos que de 37 metros.
Según los expertos, la hierba y las piedras que
delimitaban el área quedaron a 25 centímetros por debajo del suelo, “como si algo
o alguien las hubiera aplastado”. Además, los análisis realizados dieron como
resultado que estas piedras no pudieron soportar grandes temperaturas, mientras
que la composición y estructura de las mismas no varió, aunque se pudo
constatar que tenían unos pequeños agujeros, perforaciones que no poseían las
piedras más alejadas de los límites del triángulo.
Pero seamos justos, no todos los ovnis dejan huellas. En ocasiones no se ha encontrado absolutamente nada, lo cual viene a agudizar el enigma de los No Identificados y su existencia.
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