Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

sábado, 19 de marzo de 2016

¿Por qué hay personas que sí creen en los ovnis?



Por MAYKEL REYES LEYVA


Los científicos consideran que en la Vía Láctea existen 400 000 millones de estrellas, de las cuales un 10 % debe contar con un sistema planetario. Si cada uno de ellos albergara diez planetas, encontraríamos que hay 400 000 millones  de planetas orbitando el espacio. Suponiendo que sólo uno de cada diez desarrollara vida, nos quedarían 40 000 millones de mundos desperdigados en el Cosmos y preparados para generar vida. Si en sólo uno de cada mil planetas aparece la inteligencia, tendríamos 40 millones de civilizaciones vecinas. Como puede apreciarse, la probabilidad de que no estemos solos en el Universo no son pocas.
Aunque muchos opinan que la vida surgió en la Tierra gracias a una secuencia de sucesos puramente casuales, otros estiman que puede surgir en cualquier rincón del espacio. Señalan un detalle interesante: se ha comprobado que los aminoácidos que sirven para la construcción de la vida son comunes y básicamente iguales en todo el Cosmos. No olvidemos además que éstos son pasajeros habituales de los meteoritos, los mismos que andan sin rumbo fijo por el espacio, dispuestos a fecundar el más insignificante de los planetas que tenga las condiciones creadas.
Algunos investigadores interesados en la ufología han comprobado a través de diversas pesquisas meteorológicas, que en los momentos en que se desarrollaron muchos de los avistamientos de ovnis más relevantes, no existieron los fenómenos naturales aducidos por ciertos grupos de científicos e, incluso, por las Fuerzas Aéreas.
Un detalle que no deja de brindar esperanza a los que creen en los ovnis es, justamente, el comportamiento llevado a cabo por los servicios de información norteamericanos. En ocasiones se muestran interesados en los testigos, quienes son sometidos a extensos interrogatorios, a veces aparejados de amenazas, con el propósito de que los hechos referidos no sean divulgados. El interés por ocultar la realidad se hace tan evidente que muchos sospechan que, en verdad, algo debe estar sucediendo.
Otro argumento que viene a apoyar a los crédulos del fenómeno ovni es el descubrimiento de los neutrinos, que no son más que partículas invisibles capaces de cambiar de velocidad bruscamente y de moverse en todas las direcciones imaginables sin que se sepa el porqué. Los investigadores sospechan que los ovnis pudieran estar repletos de estas partículas, las cuales los dotarían de autopropulsión, dicho de otro modo, de energía interna.
En cuanto a las fotos tomadas a los ovnis, algunas resultan de gran interés. Cierto que los fraudes de este género han sido demasiados hasta el momento, pero otras fotografías han pasado todo tipo de pruebas y fueron catalogadas de “reales”. El fotógrafo canadiense Douglas Curran ha recorrido el continente americano en busca de testimonio gráfico de los No Identificados. Su colección es vastísima, pues abarca desde huellas de tierra quemada con testigos sonrientes señalando al sitio donde vieron “su ovni”, hasta festivales con maquetas de naves, cohetes y platillos volantes.
Por otra parte, el fallecido fotógrafo fotógrafo español Antonio de Rivera fue autor de un álbum de fotos titulado Ovnis frente a la cámara, donde aparecen 25 imágenes inexplicables, especialmente una en la que se observa un ovni sobre un banco de nubes.
Las fotos no son pruebas concluyentes. Ni siquiera lo son las anomalías encontradas en un terreno determinado, producidas por un objeto volador no identificado al aterrizar en dicho sitio. Porque, aunque muchos lo nieguen, los ovnis sí dejan rastros... 

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