Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

jueves, 16 de julio de 2015

Donde los versos se extinguen (XXXI-XL)



(XXXI)
Estas manos mías
que son
espejos
y barrancos.

(XXXII)
Es la guerra del tiempo,
mi equipaje
es sólo un nido de arañas.

(XXXIII)
No me hables de telarañas,
mi cabeza
está llena de ellas.

(XXXIV)
No registres mi tumba
para hallar la voz.
Este enigma
proviene de los siglos.

(XXXV)
Mi sombra
contraída
sobre el hombro
de una barca a la deriva.

(XXXVI)
Triste decadencia del humano
que no sabe
a dónde irá a parar
ni le importa.

(XXXVII)
He aquí
la voz
incongruente
de uno que no dice nada.

(XXXVIII)
Podría decir
que son sueños
pero quién me va a creer
que tienen vida.

(XXXIX)
Como las figuras
de Nazca,
sólo desde el aire
─enigmáticas─.

(XL)
Un trozo de luz
un quejido
un volcán
sin alma.

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