Por MAYKEL REYES LEYVA
Una
mañana, al despertar, descubrió en una de sus muñecas (la derecha) un fino
cordel que iba directamente al Tiempo. Lo primero que hizo fue preguntarse
cuándo se lo habían amarrado, pero luego de pensar en el asunto no se pudo
contestar. Sin darle más importancia se preparó para los trajines del día. Al
intentar ponerse la corbata, halló que tenía otro hilo atado al cuello y que
éste, definitivamente, iba derecho a la Religión. No se preocupó. De seguro
aquello sería la broma pesada de alguien. Salió rumbo al trabajo sin pensar más
en esto. Pero al intentar subirse al taxi descubrió un tercer hilito amarrado a
su otra muñeca (la izquierda) y que iba hacia la Política. No recordaba haber
visto esa madeja en toda su vida, y por el color amarillo que poseía era
evidente que había envejecido ligada a él. Al mirar el reloj se percató de que
si no se apuraba podría llegar tarde. Al entrar en su oficina y querer sentarse
tras el buró, halló el cuarto hilo hecho un nudo a uno de sus tobillos y que
iba exactamente hacia el Destino. Empezó a alarmarse; ya la broma le parecía
bastante pesada, pero en ese instante llamó el director por la línea dos y tuvo
que contestar. Más tarde, a la hora de la merienda, se levantó y casi se enreda
con aquel quinto cordel colocado a su otro tobillo y que iba irremisiblemente
hacia su propia Vida. Para ese entonces ya no aguantó más y comenzó a dar
gritos de espanto. Trató de romperlos con los dientes y con las manos, pero fue
inútil. Desesperado, buscó unas tijeras y cortó sin pensar aquella terrible
pesadilla. Pero el sexto hilito, el que se hallaba atado a su cerebro, iba
directo a la Muerte...
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