Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

martes, 16 de junio de 2009

Ovnis: Verdades y especulaciones

Por MAYKEL REYES LEYVA


A finales del siglo pasado, conocí a un hombre llamado Efraín Arrascaeta, quien en la actualidad sigue siendo el historiador de la localidad de Batabanó, al sur de La Habana. Fuimos buenos compañeros de trabajo y solíamos pasar bastante tiempo hablando de Historia. Una tarde, sentados en la sala de su casa, envueltos en esa tranquilidad que caracteriza a los pueblos de campo, compartí con él mi interés por los ovnis. Entonces me contó que durante uno de sus viajes a los Estados Unidos, hubo de conocer a un militar –no recuerdo los grados que ostentaba- que le había confesado con cierto misterio que en el año 1947, cuando la supuesta caída del platillo en Roswell, él había sido uno de los militares evacuados de la base. También dijo que no creía imposible que aquel día, realmente, se hubiese capturado una nave extraterrestre, pues las maniobras de las que fue testigo le indicaron que algo inusual estaba ocurriendo.

Con Arrascaeta aprendí algo. Solía decirme que durante un tiempo no hizo otra cosa que mirar al cielo, buscando señales de algún platillo volador, pero que luego le sobrevino un gran escepticismo que le impedía alzar la cabeza ni siquiera para contemplar las estrellas. Al cabo de muchos años, aseguraba, había aprendido que no se podía creer en todo lo que se oía, pero tampoco se podía dejar de creer nada. Eso fue lo que aprendí de él.

La hipótesis extraterrestre es bastante atrayente. Mi padre solía decir que si sólo estuviéramos nosotros en el Universo sería un gran desperdicio de espacio. Pero antes de poner punto final, quisiera llamar la atención sobre otra hipótesis casi tan fascinante como la de los seres alienígenas.

En una entrevista realizada al poeta, ensayista y narrador cubano Miguel Barnet, él confesó: “He visto cosas raras en la superficie del mar (...) Desde la habitación del Hotel El Ancón, en Trinidad, en dos ocasiones vi una mancha de forma humana y viscosa que se movió muchísimo y después se diluyó en el mar. Un amigo mío y yo la vimos y llamamos a más personas para que la vieran y no la vieron. No tengo en esto cultura científica para llegar a ninguna conclusión, pero creo que las cosas no vienen del cielo o el más allá, sino que vienen de la propia tierra, y el mar es parte de la tierra, y pienso que los seres que llamamos raros (lo diferente) están allá abajo. No son extraterrestres, sino submarinos. (...) Allá abajo existen otras entidades que algún día nos van a dar un gran susto”.

¿Seres inteligentes viviendo en los fondos del océano? ¿Por qué no los hemos descubierto todavía?

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